Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de los hijos de Israel;.Pablo, siervo de Jesús, el Cristo, llamado a ser apóstol, apartado para el Evangelio de Dios.
sábado, 4 de febrero de 2012
LA IRA DEL HOMBRE EL DOMINIO DE NUESTRAS EMOCIONES.
PROVERBIOS 29:22 El hombre iracundo levanta contiendas, Y el furioso muchas veces peca.
PROVERBIOS 15:1 La blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor. COLOSENCES 3:8 Mas ahora dejad también vosotros todas estas cosas; ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras sucias de vuestra boca. Es muy peligroso vivir muy cerca de personas iracundas y violentas. Uno nunca sabe el momento en el cual van a explotar y cometer un desastre. La ira es una reacción exterior de violencia de lo que hay en nuestro interior. La causa de la ira en la vida de las personas tiene por cierto muchas causas. Muchos de ellos han sido rechazados en el pasado por sus familiares, amigos o han atravesado circunstancias donde fueron abusados emocionalmente. Todo ese "volcán" interior de frustración se canaliza en las explosiones de ira hacia los demás. La persona iracunda es una creadora de problemas y constantemente vive en el fango del pecado. Como cristianos podemos dominar y eliminar de nuestras vidas a la ira. Una cosa es airarse un momento, otra muy distinta es darle lugar al diablo para que descontrole la ira. Camine en cada momento controlado por el Señor. La ira puede aparecer en cualquier momento en la vida del cristiano descuidado y hacer estragos. Muchas discusiones empiezan en forma acalorada, luego se transforman en explosiones de ira y terminan con violencia física.
Como cristianos tenemos que ser portadores de paz y no de ira, pues Dios nos ha hecho herederos de bendición para dar a otros bendición. Examine su carácter en este día y note la frecuencia de sus explosiones de ira que lo ha llevado a los serios problemas que está teniendo últimamente. Con Cristo siempre hay tiempo para empezar de nuevo. Entréguele al Señor aquellas situaciones que le hacen explotar en ira y renuncie a ellas en el Nombre de Jesús. Pídale al Espíritu Santo que le de un nuevo carácter, el carácter de Cristo, para que dentro de un tiempo pueda mirar atrás y notar que la ira descontrolada ya es cosa del pasado gracias al obrar del Señor.
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