sábado, 4 de febrero de 2012

El perezoso dice: Hay un león afuera; seré muerto en las calles, Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio

Las Escrituras nos muestran dos clases de sabiduría. La de este mundo, que es "terrenal, animal, diabólica" [Stg. 3:15]. El apóstol Pablo, citando al profeta Isaías, nos dice que Dios destruirá la sabiduría de los sabios y desechará el entendimiento de los entendidos [1Co. 1:19]. Es de los sabios de este mundo de los que nos habla el Señor. De los que son sabios en su propia opinión. Los que creen que su caminar es recto y no saben que éste les lleva a la muerte [Pr. 16:2]. Necios les llama el Señor [Proverbios 12:15]. No es de esta sabiduría humana que estaremos haciéndote partícipe. Es de la sabiduría que es de lo alto, que es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía" [Stg. 3:17]. Es la sabiduría que el sabio Salomón nos exhorta a adquirir. La que viene de la boca de Jehová y que nos hace ser bienaventurados [Pr. 2:6; 3:13; 4:5 -7 ]. Es la sabiduría de Dios, que es Cristo mismo siendo manifestado. "Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios [1Co. 1:24]. Es esta la verdadera sabiduría, la que ciertamente necesitamos para ser más sabios que los sabios de este mundo. Y si alguno está falto de ella, "pídala a Dios, el cual dá a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada" [Santiago 1:5]. ¡Sea Dios despertando nuestros oídos espirituales para que oigamos y hablemos como los verdaderos sabios! [Isaías 50: 4-5]. ¡Amén! "Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, y las mismas son más sabias que los sabios: . las hormigas, pueblo no fuerte, y en el verano preparan su comida; . los conejos, pueblo nada esforzado, y ponen su casa en la piedra; . las langostas, que no tienen rey, y salen todas por cuadrillas; . la araña que atrapas con la mano, y está en palacios de rey" [Pr. 30:24 - 28]. Cada cosa que nuestro Dios señala en su palabra tiene un propósito para con nosotros sus hijos. Este pasaje del libro de los Proverbios no es diferente. Estos animales, su significado y su comportamiento, nos hablan de la sabiduría "de lo alto" que nos hace ser más sabios que los sabios. Veamos cuánto podemos aprender por medio de ellos . . . Las Hormigas "Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento" [Proverbios 6: 6-8]. Es algo bien interesante el estudio del comportamiento de las hormigas. Este es tan organizado y complicado que se ha comparado al del ser humano. Se conocen más de dos mil especies de hormigas. De cada una de ellas podemos aprender algo. Nos limitaremos a algunas características generales que puedan ayudarnos en el propósito de la enseñanza. Lo dice el pasaje de Proverbios - no son fuertes. Su fortaleza está en la unidad. Trabajan, colaboran juntas para hacer sus casas, para cargar la comida [mucho más pesada que ellas], para defenderse de los que les atacan. ¡Cuánto tenemos que aprender en ésto! Si como pueblo de Dios pensáramos y actuáramos reconociendo que somos un solo cuerpo y que somos colaboradores de Dios cada uno funcionando en lo que el Espíritu nos dirija, ¡que diferente sería la vida en comunidad de la iglesia del Señor! Reconozcamos que somos un pueblo no fuerte. Que necesitamos ayuda de la impartición de fortaleza que nos viene de Dios para entonces ser fuertes y poder sostenernos los unos a los otros en nuestras debilidades con el poder que viene de Cristo Jesús Señor nuestro. El apóstol Pablo decía que cuando era débil entonces era fuerte. Se gloriaba y se gozaba en sus debilidades [1 Corintios 12: 9-10]. Al igual que Moisés, se sostenía como viendo al Invisible [Hebreos11:27]. Las hormigas preparan su comida en el verano. En el tiempo de la siega - en el tiempo de abundancia. Así tienen provisión para el invierno. De la misma forma hemos de hacer nosotros. El alimento de la Palabra de Dios ha de ser guardado en nuestro corazón para que de esa abundancia de su sabiduría hable nuestra boca [Mateo 12:34-36]. En el tiempo de "invierno", de frío, de oscuridad, de necesidad, hemos de tener provisión no solo para suplir nuestra necesidad espiritual sino también la de otros. "Jehová el Señor me dió lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado. . ." [Isaías 50:4]. Las hormigas tienen antenas. Estas están en sus cabezas. Tienen como función el detectar olores y encontrar comida. También para comunicarse con otras hormigas. A los hijos de Dios se nos ha dado algo que podemos llamar "antenas" espirituales. Estas también están en nuestra Cabeza, que es Cristo [Ef. 1:22; 4:15]. Es el discernimiento que nos es dado por el Espíritu para poder entender, juzgar una cosa de otra. Para detectar lo que "huele" a Cristo y lo que no "huele" a Cristo. Para encontrar en las Escrituras comida, palabra revelada por el Espíritu, para comunicarla a otras "hormigas" miembros del pueblo de Dios. Hay una variedad de hormigas que se les ha dado el nombre de "honey ants". Buscan la miel, se llenan de ella y luego la dejan salir de ellas para alimentar muy en especial a las hormigas más jóvenes. ¡Señor que grande necesidad hay de esta variedad de hormigas en tu pueblo! Que te busquen, se llenen de tí y otros puedan chupar tu miel, tu palabra, a través de ellos! "E hizo que chupase miel de la peña." [Deutoronomio 32:13]. Hay otra variedad de hormigas que se le conoce como "fire ants" [hormigas de fuego]. Aquí en Puerto Rico les llamamos hormigas bravas. Tienen un aguijón que al picar penetra y deja la marca. "Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor" [Ec. 12:11]. Cuando nuestro Pastor, el Señor Jesucristo, habla por medio de sus maestros, la palabra que sale de sus bocas es sabiduría de lo Alto. Esta penetra hasta lo más profundo de aquél que la escucha. Si no sucede así es porque algo está mal. Es que hemos hablado por nuestra cuenta, no inspirados por el Espíritu. La palabra que hablemos tiene que ¡aguijonear! y dejar para siempre la marca del fuego del Espíritu. "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén!" [1 Pedro 4:11]. La más común de las hormigas es la que desde niña conocí como las "bobas". Abundan en todo lugar. Se suben a nuestras casas. Entre ellas hay las que se conocen como "obreras". Estas que se pasan laborando, buscando comida, construyendo sus casas. Van de un lado para otro. ¿Te has fijado? Caminan en fila y cuando las atacamos se desbandan, no saben qué hacer. Es esta una descripción del pueblo de Dios, en términos generales. Se esfuerzan y laboran hasta el cansancio, hacen lo que se le asigna. Trabajan en lo que han conocido para la edificación de la casa de Dios, que es su iglesia. Se comunican, se sostienen unos a otros. Aman al Señor y se aman unos a otros. En fin, funcionan en casi todo. Pero algo les falta. No "pican". Su decir y su obrar no impacta, no penetra, no deja marca . . . no aguijonean. No son "hormigas de fuego". Les falta la impartición del fuego del poder de Dios [Hechos 1:8]. Es que falta sobre ellos la unción del Altísimo que les hará manifestar la sabiduría de Dios con todo el poder del Espíritu. Es por eso que cuando son atacadas no saben qué hacer ni a dónde ir. ¡Señor derrama de tu unción sobre tu pueblo que esté en esta condición! Hay otra clase de hormigas que son destructivas. En su aguijón llevan un veneno que puede ser mortal. Lo inyectan cuando pican. Atacan todo lo que encuentran. Esta variedad de "hormigas" la hay también en el pueblo de Dios. Son los que inyectan el veneno de la discordia entre los hermanos. A estos el Señor les dice que él les aborrece [Pr. 6:16-19]. El veneno que sale de sus bocas es mortal. Generalmente va dirigido a los que han procurado y adquirido la sabiduría de lo Alto. Su veneno maldice, difama, mata. ¿El antídoto contra ese veneno? Bendecir, soportar en amor, rogar por aquéllos que nos desean el mal [1Co. 4: 9-13]. Algunas de estas "hormigas" son parte de la semilla de la cizaña que ha sembrado el enemigo en el campo de trigo del Señor [Mateo 13: 24-30]. Otros, aunque quizá sean hormigas de Dios, no están sometidas a El, han dado lugar al diablo [Stg.4:7] y se han dejado usar por este contra otros hermanos. Para eso tenemos el discernimiento [las antenas]. ¿Recuerdas? Para detectar, captar cuando alguna llamada "hormiga" no viene a nosotros de parte del Dios Altísimo. Me ha llamado sobremanera la atención el significado de "hormiga": estar circuncidado. Somos "hormigas" de Dios: "En él fuistes circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo" [Col. 2:11]. En nosotros "la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra [Romanos 2:29]. Nuestra naturaleza carnal es cortada con la espada del Espíritu que es la palabra viva de Dios [Ef. 6:17], y echada fuera, para que sea vista la naturaleza de Dios en nosotros - la espiritual. Esta es la que en nosotros manifiesta la sabiduría de lo Alto. La que nos hace ser más sabios que los sabios de este mundo

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